A través de un comunicado respaldado con cerca de cien firmas con sus respectivos números de cédulas, dirigido al alcalde Edgar Muñoz Torres y con copia a la personería municipal, INTRA y a las secretarias de vías e infraestructura local, plasman la sentida preocupación e inconformidad frente a lo que consideran violación a los derechos fundamentales en varios aspectos.
Expresan que desde hace bastante tiempo de manera constante y creciente, los habitantes, transeúntes frecuentes, comunidad estudiantil, deportistas y en generar todos los vecinos del sector de la vereda el Macal comprendido entre el barrio Bosques de la Riviera y la USCO, vienen padeciendo y se han visto interrumpida su tranquilidad y seguridad por los constantes atracos, hurtos y robos cometidos que se presentan a mano armada por todo tipo de maleantes, perpetradores en cualquier horario del día o la noche sin control alguno por parte de las autoridades competentes.
Para completar, aseguran que desde hace aproximadamente hace dos años en horas nocturnas sobre la glorieta de la Universidad Surcolmbiana, se viene realizando diariamente por parte de conductores de motocicletas y automóviles los llamados “piques ilegales” y competencias vehiculares a alta velocidad produciendo un ruido ensordecedor por sujetos presuntamente armados, bajo los efectos de alcohol y alucinógenos convirtiéndose en un sitio altamente peligroso y riesgosos, constantes peleas, escándalos, disparos, vehículos automotores con sonidos desorbitantes a altas horas de la noche y madrugada y con ello perturbando y amenazando continuamente la tranquilidad, la paz, y la seguridad de ese sector.
No obstante, al desorden, escándalo, consumo de alcohol y drogadicción, se le suma el “mugrero” que dejan de paso sobre la vía con residuos orgánicos e inorgánicos los cuales se pueden evidenciar al día siguiente en horas de la mañana lo cual también causa perjuicio, infección y deficiencia en la salud.
Lo más preocupante es que en repetidas ocasiones acuden al llamado y presencia de la policía y el instituto de tránsito y aunque atienden el llamado para ejercer control, lo hacen por corto tiempo, pero una vez se retiran, vuelven a retomar la zona para continuar con sus desórdenes.
Frente a los hechos expuestos, exigen que se instalen reductores de velocidad sobre dicha vía y que se estudie la posibilidad de instalar un CAI de policía ante la ausencia de la fuerza pública en la zona donde además se encuentra el área de población universitaria y vía principal que comunica a corregimientos y municipios aledaños.
Igualmente manifiestan que mientras se toman los correctivos pertinentes para solucionar dicho impase, que haya presencia de manera frecuente del personal de la policía, ejército y organismo de tránsito que permita controlar y salvaguardar la integridad física, moral y psicológica de la comunidad.